Por el Prof. Víctor Alfredo Piedra Díaz
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Ilustración de Julio César Piedra Díaz. |
Allá en el pueblo de Tierra Bella, hace muchos años, crecía Carlitos, un niño travieso y juguetón. Hoy hecho un hombre, recuerda las panaderías que había en el pueblo donde se amasaba el rico pan.
En su memoria se han grabado las más concurridas como la de las “Cruzalegui” entre los jirones América y Lima, la de doña Chabela Llaja por las calles Bolívar y 22 de Octubre, y la panadería de Rosa Cubas.
Carlitos recuerda que se hacían bizcochos de cinco reales laureados con figuras y clara de huevo que le daban brillo y las bollas que se consumían con queso sobre todo cuando se realizaban los bautizos de la zona rural en que los padres brindaban con queso, bizcocho, semitas, roscas de yema, panecitos y gaseosa, por eso las panaderías tenían en un pequeño rincón su mesita.
El niño con nostalgia recuerda los días especiales, en los que siempre acompañaba a su madre a comprar pan. La tradicional espera a que llegue la hora para ser atendidos por la dueña de la panadería y así adquirir el pan de sal, el cortadillo, galletas de mantequilla, empanadas, los cachitos con manjar blanco, y sus alfajores.
Las dueñas, ¿cómo no recordar? orondas ellas, seguras de su buena fama y de su clientela en ocasiones vendían solamente a quienes eran de su preferencia, como cierta vez lo experimentó Carlitos, al recibir un mensaje que le dolió en el alma: ¡No insista, muchacho no hay pan para ti!
En un arranque de devolver el desaire, unió a su “mancha” de amigos entre los que estaban Enrique y Arturito y juntos provistos de un carrizo extrajeron las deliciosas confitadas que se exhibían en la panadería. La primera vez lograron su cometido.
Más la panadera al percatarse los corrió a “chungasos”, y buscando al papá de Carlos lo acusó. El padre le propinó una “maja” del que hasta ahora tiene memoria, dejándole una lección de honradez y respeto a lo que no le pertenece.
Entre el rico olor del pan y la corrección paterna, Carlos creció y hoy vive entre una explosión de panaderías que guardan el secreto del pan de Tierra Bella. La verdad es que también algunas conservan el trato diferenciado; pero en otra da gusto su buen trato.
Publicado en el Diario La Industria, Chiclayo, Perú, el 14 de octubre de 2020. |
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